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¡Tic! Pude sentir el último tic del reloj de mi vida. Un agudo, cruel dolor vino desde mi espalda y supe que me estaba yendo. Pude ver toda mi vida destellar frente a mis ojos. La vida de ultratumba estaba justo frente a mí, pero yo no quería irme, sólo tenía dieciseis. De pronto sentí que Anubis me agarraba, pero antes de que pudiese llevarme a la otra vida, lo empujé y comencé a correr. No me importaba si yo era un fantasma, yo era el gran rey Kratos y no me iba a ir a la otra vida ahora, tenía demasiado por vivir y la muerte no era parte de mis planes.
¡Oh! Lo siento, supongo que ustedes no saben quien soy. Bien, soy el rey Kratos y esta es mi historia.
Mi hermano mellizo y yo nacimos de un campesino y su esposa. Nos dejaron en una calle donde un mercader nos recogió y nos crió como suyos. Vivía en una pequeña casa con azulejos mal puestos , camas rellenadas con piedras y para completarla sin aire acondicionado...quiero decir ventanas, no aire acondicionado, porque vivo en el pasado... quiero decir presente. en fin, mi hermano y yo teníamos que compartir un dormitorio y una cama, lo que era muy inncómodo, dado su mal olor. Ya que el mercader no podía leer en egipcio los nombres puestos en nuestras camisas, nos puso nombre. Me llamó Kratos, por ser un nombre de grandeza, y llamó a mi hermano Hediondo, por su mal olor. De acuerdo, mentí, llamó a mi hermano Khan, por una razón que realmente no me interesa. Él nos enseñó mayormente todo lo que hoy sé. Quería que fuéramos mercaderes, como él, pero teníamos otros sueños más grandes, queríamos llegar a ser faraones.
Para nuestro onceavo cumpleaños, nuestro padre nos sorprendió con un carro de varias cosas. Un problema: no era para comer ni jugar, era para vender. Así que nos dijo que si vendíamos todo lo que había en la canasta, tendríamos maíz. Otro problema: ¡ yo era tan alérgico al maíz que un toque podría haberme matado! De todos modos intentamos vender todo lo posible, pero nadie compraba. Hicimos esto durante horas hasta que era de noche. Una vez que vio las primeras señales de oscuridad, mi hermano corrió a casa, pero yo seguí intentando vender cosas hasta que todos se fueron. Mientras caminaba a casa, decepcionado, escuché a alguien gritar ¨!vete, déjame!. Se oía como el rey Tut, nuestro faraón de veinte años. Sin pensar, agarré una roca gigantesca del suelo y corrí hacia el lugar de donde escuché el grito. Me detuve cuando vi un hombre con veneno en su mano, con el faraón debajo de él. ¡ Estaba tratando de hacer que el faraón lo bebiera! Golpeé al hombre en la cabeza con la roca y se desmoronó. Una vez que el faraón estuvo libre, lo ayudé a levantarse. Una vez que lo persuadí de que yo no era un asesino, me dijo ¨gracias por salvarme, pero desearía haber muerto, no me gusta ser faraón, y tengo que serlo hasta que muera, pero entonces mi visir puede llegar a ser faraón, y eso es peor que no tener faraón en lo absoluto¨.
El gran rey se quedó mirándome con confusión en sus ojos, y finalmente dijo: ¨! ese plan es tan descabellado, puede que funcione! ¡ y funcionó! Ahora era el rey Kratos y mi palabra era ley.
Para esta época yo tenía quince años, todo el mundo me quería, excepto mi celoso mellizo, pero no me importaba. La pirámide en la que iba a ser depositado estaba lista, y creo que es la mejor de todas. Mis leyes eran justas y razonables. Eran:
- No mentir a los oficiales so pena de muerte.
- Debes donar al menos una pieza de fruta por mes.
- Cada cuarto viernes es viernes casual.
Un día, mientras caminaba por la calle , vi al amor de mi vida, una chica griega llamada Persea. Un problema: se iba a casar, y pensé que por la fuerza. El día de la boda, caí sobre el hombre que estaba a punto de casarse con Persea, quebrando su pierna. Entonces, con pasión en mis ojos, le dije¨no te cases con un hombre al que estas forzada a desposar, cásate conmigo, un hombre que te ama¨. Ella respondió, gritando, que no estaba siendo forzada a casarse con nadie, entre otras cosas que no quiero recordar.
Un año después del incidente yo tenía dieciseis y la vida me odiaba. Así que un día decidió deshacerse de mí. Sí, finalmente es hora de descubrir como morí. Después de volver de no hacer nada en absoluto, oí a alguien cerrar mi puerta. Era mi hermano, y tenía maíz en su mano. Intenté huir, pero como dije al principio, sentí un agudo, cruel dolor en mi espalda, pero no era un cuchillo ¡ era maíz!. Grité: ¨!auxilio! necesito a alguien. Nadie escuchó. Ustedes saben lo que pasó después. Bien, mientras huía, no noté a Anubis agarrándome. Antes de ir a la otra vida, le pregunté si podría ver lo que pasaría a continuación. Se veía irritado, pero aún así me mostró. Vi a mi hermano ir a la cárcel por mi asesinato y entonces vi mi momia. Entonces me mostró mi tumba y al lado de mi sarcófago había una señal que decía: ¨rey Kratos El Grande¨.
lunes, 26 de octubre de 2009
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