lunes, 26 de octubre de 2009

La Prisión Diabólica

Una noche oscura, tormentosa, helada podía sentir mi sudor frío caer por mi mejilla. De pronto vi una luz centellante y una sombra oscura apareció en una de las celdas de la prisión. No estaba solo, pero ninguno de mis amigos de afuera sabía eso, y no podía ir afuera a contarles que había alguien más ahí adentro. Habrían pensado que tenía miedo, aunque lo tenía. Entonces pensé para mí: Estoy siendo paranoico. No había nadie ahí. Probablemente era sólo una rata. De pronto el piso a mi alrededor empezó a temblar, pero yo ni siquiera abría mi boca.
Miré hacia la celda de la prisión una vez más y vi la gran sombra, pero esta vez venía por mí. Los temblores de pronto se volvieron más fuertes, y realmente empecé a desear no haber dicho ¨de acuerdo¨ cuando mis amigos me pedían que viniese aquí.
Me apresuré hacia la puerta, como un perro cazando a un repartidor de cartas, solo para descubrir que, esos, a los que llamo amigos, me habían encerrado dentro.
Estaba encerrado en una prisión abandonada, sucia y oscura ¡con un ser sobrenatural que estaba suelto para agarrarme! Lo único que podía hacer era esperar por mi muerte ¡ y no podía si quiera ver la cosa que iba a causarla. Mi vida completa destelló ante mis ojos. El único problema era que sólo tenía once y realmente no tenía mucho que ver. Vi cuando era un bebé, cuando mi hermano me rompió la nariz, por suerte vi cómo escapaba del bulldog que me arrinconó el año anterior. Recordé que fingía moverme hacia la derecha pero en realidad me movía hacia la izqueirda. Era mi única esperanza de escape. Así que me alisté y fingí moverme hacia la izquierda y en realidad me moví hacia la derecha ¡ arruiné mi escapatoria! No era bueno para moverme hacia la derecha a la hora de escapar. La cosa de pronto me agarró con sus fríos de dedos muertos, y no me largaba, sin importar cuanto yo luchaba. Sin siquiera pensarlo golpeé su pie tan fuerte como puede hacerlo un chico de mi edad. Gritó tan fuerte que mis oídos casi explotaron. Al menos supe que no era un fantasma, pero ni siquiera pensé en eso cuando sucedió. Sólo corrí hacia el segundo piso de la prisión, donde estaba la mayoría de las celdas. No había nada que hacer más que estar en una celda cualquiera y morir de hambre o esperar que el monstruo viniese por mí. Habría muerto de cualquier modo.
No sabía que debía hacer. Mientras corría alrededor de la celda de la prisión, comprobando si la puerta estaba cerrada, por las dudas la cosa entrara, encontré algo que parecía un periódico. ¡ era un periódico! Era rojo y probablemente de hacía dos años, y podría decir que alguien arrancó algunas de las páginas. En la tapa decía el nombre Frank Stein. Lo abrí y comencé a leer lo que había en él.
El periódico decía: ¨17 de abril de 1990. Acabo de entrar en esta prisión. Tenemos que comer porquerías y tomar agua sucia. Mi celda es la más pequeña de toda la prisión. No veo la hora de salir de aquí¨. Las siguientes páginas estaban arrancadas, así que continué leyendo las que quedaban sanas: ¨13 de junio de 1990. Un hombre vino hacia mí, hoy, y me dijo que había un camino secreto para salir de aquí. También me contó que quedó encerrado por hacer unos experimentos ilegales, pero no me importaba, realmente, sólo pensaba en lo que dijo sobre salir de aquí¨
¨5 de octubre de 1990...¨ Hice una pausa y pensé ¿no fue eso tres días antes de que cerrara la prisión? No lo pensé mucho y seguí leyendo ¨... ese hombre que me dijo que había una forma de salir de aquí, finalmente me dijo su nombre. Es el doctor Trap. Me lo dijo durante el almuerzo. Yo debía tomar el ascensor hacia un sótano secreto, donde podría escapar¨.
Eso era todo lo que había en el periódico. Todo el resto estaba arrancado o muy difícil de leer. Lo único que podía hacer era dormir y esperar que el monstruo no me alcanzara.
¨Despierte, despierte, hay pan caliente¨. Ni siquiera tenía que abrir los ojos para saber que era mi asi llamado ¨mejor amigo¨pero lo hice de todos modos. Cuando abrí mis ojos vi a todos mis asi llamados ¨amigos¨ A mi izquierda estaba Fred, al que llamábamos Jamón , de tanto que lo comía, a mi derecha estaba George, al que llamábamos Palillo Hablador, porque era tan flaco y hablaba un montón, justo en frente de mí, agachado, estaba mi ¨mejor amigo¨ Jake al que llamábamos Azote, por sus planes inteligentes y realmente astutos, y sólo para verificar, mi nombre es Mark, pero mis amigos me llaman Mark, porque no tengo ninguna habilidad especial en realidad. De pronto Palillo me pateó en las costillas, diciéndome que me levantara, preguntándome por que estaba durmiendo en el suelo en vez de estar en la cama de la celda y me dijo cosas que realmente no me interesaban. Le dije que se callara y entonces miré a Azote.Le dije ¡ustedes son unos estúpidos! ¿ Por qué me encerraron en la prisión? El contestó: ¨no te encerramos nosotros. La puerta se cerró sola, automáticamente. ¡ y deberías agradecernos por venir aquí a salvarte! De pronto Jamón dijo: ¨tuvimos que tirar abajo una puerta y escapar de un monstruo para llegara hasta tí¨ Yo conteste ustedes también fueron perseguidos por el monstruo. A Palillo de pronto se le escapó: tuvimos que correr tan fuerte como pudimos, hasta que Jamón se cayó, pero la cosa se acercó a Jamón, lo empujé al suelo¨. Yo estaba sorprendido de oír lo que había pasado, y dije ¨ustedes hicieron eso por mí! gracias! Pero hay un problema, estamos todos encerrados aquí porque el monstruo probablemente clavó las puertas¨. Entonces Azote puso esa cara, la que pone cuando está pensando en una idea. Entonces nos dijo: quizá haya otro camino para salir de aquí. Mark, ya que has estado más aquí, tendré que preguntarte si puede ser que hayas encontrado alguna pista para salir de aquí¨. Mi mente de golpe volvió atrás, al periódico, y dije: ¨ En este diario, que encontré aquí, dice que hay un sótano secreto, al que podemos llegar con el ascensor, que tiene una salida¨. De pronto Azote puso esa cara que pone cuando tiene un plan perfecto.
El plan era arrastrarnos hasta el ascensor sin que el monstruo lo notara. Hicimos eso rápidamente pero el problema fue que no había botón para ir al subsuelo. Rápidamente revisamos todo el ascensor, ¡pero todavía no había botón! Jamón dejó de buscar y puso sus manos en el espacio vacío bajo el primer botón. El ascensor de pronto empezó a arrancar. ¨ Claro que no podíamos encontrarlo – dijo Palillo -, el botón era secreto, como el subsuelo¨ Cuando nos detuvimos y las puertas del ascensor se abrieron, vimos a un hombre viejo con el monstruo a su lado, pero no se reía como un monstruo, parecía un ser humano hipnotizado.
Me di cuenta de que el hombre viejo era el doctor Trap y el monstruo era Frank Stein. El doctor Trap tenía cabello blanco despatarrado, tenía anteojos espiralados sobre su frente. Frank tenía una especie de cabello lacio, negro, con una mirada que me hizo pensar que no tenía cerebro. ¡ El doctor Trap debía haberlo hipnotizado para que hiciera sus malvadas acciones!
Le grité a Frank: ¨!el doctor Trap te hipnotizó, despierta y ayúdanos a salir de aquí! El doctor Trap dijo de la nada: ¨no lo hipnoticé, cambie su cerebro por el de un robot. El día que le conté que ésta era la salida, lo desmayé, y cambié su cerebro. ¡ Ahora no es un hombre, es un monstruo! ¨.
Entonces tomó una pistola de agua y comenzó a rociarnos en la cabeza. Cuando terminó la tiró a medio metro de mí. ¨supongo que se preguntarán por que hice eso- dijo- . Bien, debo probar mi nueva máquina, el Alergitrón. Acabo de poner un diminuto chip en cada uno de sus cerebros, y comenzando contigo, - señaló a Palillo- esta máquina creará aquello a lo que eres mas alérgico¨. De pronto un maní apareció y lo tiró directamente a la boca de Palillo y se desplomó. Le seguía Jamón y era alérgico a las zanahorias.
Una zanahoria apareció, y dado que aún si lo mata, Jamón siempre come cualquier cosa, cayó también. Yo le seguía, y pronto un camarón apareció de la nada, en la máquina. No quería desmayarme también, así que me corrí medio metro atrás para esquivar el camarón.
Y levanté la pistola de agua del suelo. Le disparé uno de esos chips al doctor Trap y Azote corrió sobre la máquina para agarrar aquello a lo que era alérgico el doctor Trap. Era leche. Azote la arrojó sobre el doctor, quien se cayó desmayado. Despertamos a Jamón y Palillo, subimos al ascensor y salimos de la prisión de una vez por todas, encerrando al monstruo y a Frank allí para siempre.

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